María Guerrero nació en Madrid en 1868. Desde su infancia mostró gran afición por el teatro, influida por su padre que la llevaba a ver las representaciones de las principales compañías españolas y extranjeras y consiguió que siguiera unos cursos de arte dramático con la entonces célebre actriz Teodora Lamadrid. En octubre de 1885 debutó en el “Teatro de la Princesa” de Madrid con la compañía de Emilio Mario en la obra Sin familia, de Miguel Echegaray. Obtuvo una gran acogida por parte del público y pronto comenzóa representar papeles importantes en las obras de los autores más conocidos. Viajó a París para recibir lecciones de Coquelin y llegó a compartir escenario con Sarah Bernhardt. A su regreso a España ingresó en la compañía de Mario y Vico, que actuaba en el “Teatro de la Comedia” de Madrid, y luego se quedó de primera actriz en la compañía del primero, con quien estrenó, entre otras obras, Realidad, Sic vos non vobis, de Echegaray, La loca de la casa y La de San Quintín ,de Benito Pérez Galdós.

Llegó a constituir compañía propia en unión de su marido, el actor Fernando Díaz de Mendoza, gracias al enorme éxito que obtuvo, desde 1897 viajaban anualmente a Argentina, para trabajar en el Teatro Cervantes de Buenos Aires, y en 1898 realizaron una excursión artística por Francia e Italia, haciendo representaciones en París, Milán, Turín, Génova y Roma.

Se distinguió en la representación de papeles trágicos, para los que mostraba excepcionales cualidades, pero su repertorio era muy amplio y abarcaba todos los géneros. Son famosas sus interpretaciones en María Rosa y Tierra baja, de Angel Guimerá en Don Juan Tenorio, de Zorrilla, La Dolores, de Feliu y Codina, y en los dramas de Benito Pérez Galdós (Realidad, La de San Quintín y La loca de la casa) y de Jacinto Benavente (La Malquerida y La noche del sábado ). Murió en 1928.